lunes, 15 de octubre de 2007

Decisiones tomadas que marcan nuestras vidas, para bien o para mal


El sentido de la vida, nuestro sentido de la vida, esa meta a la que aspiramos llegar o, al menos, esa meta que sentimos cerca, aunque puede que no llegue nunca a cumplirse. La cuestión no es hacer algo por hacer, ni tampoco no hacer algo por el simple hecho de no poder hacerlo; la cuestión es estar ahí para que cuando veamos pasar ese tren que estábamos esperando, lo cojamos sin mirar atrás y sin dudas ni temores. En el mundo del deporte, por ejemplo, no fichar por un equipo puede significar una oportunidad perdida para alcanzar esa meta que llevábamos esperando muchos años o, quizás, tan sólo un día, pero que formaba parte del concepto de 'vida ideal' que teníamos en nuestra cabeza desde pequeñitos; en el ámbito cinéfilo, un productor que decide no participar en un proyecto de película por el hecho de que el guionista que le ha mandao el guión no le cae nada bien, puede perder la oportunidad de ganar premios, pero también se está negando a vivir una nueva experiencia que quién sabe lo que le podría deparar. Estos son sólo dos ejemplos de muchos más que también podrían mencionarse. Lo que quiero decir es que tanto en la vida profesional como en la personal hay que tomar decisiones, arriesgarse (aunque después no salga bien), vivir nuevas experiencias...porque lo que cuenta es lo que haces y no lo que no haces; porque vale más lo que se dice que lo que no se dice; porque tú eres tú y tus circunstancias...